10 abril 2007

Una silla pequeñita

Viajo a un lugar donde lo inmutable ha dejado de serlo. Lo que en un tiempo parecía firmemente anclado a la realidad, como si fuera la realidad misma que nunca pudiera desaparecer, ahora se ha esfumado como si se hubiera convertido en polvo. Ha dejado un rastro, que yo devoro con ganas, como si de esta manera pudiera hacer que todo volviera a la vida. Huellas del pasado, que está en este lugar, pero camuflado. Un lugar donde el visitante es el tiempo, donde los años son huéspedes de paso. Me pregunto qué es lo que queda. Si aquello sigue en su lugar, y somos nosotros los extraños, que ya no encontramos la entrada. Hemos descarrilado.
Huellas. No somos nosotros. Lo que fuimos, sigue ahí, en otra dimensión. Y no somos capaces de verlo...
Estoy de vuelta. El viaje proseguirá más adelante.
Es hora de dormir.


5 comentarios:

  1. Pues cierra los ojos, niña... el viaje -el tuyo- esperará por ti, hasta que despiertes.

    El mío vuelve a empezar esta tarde...

    Un besito.

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  2. Anónimo1:09 p. m.

    Siempre somos nosotros. Es el tiempo lo que cambia. Descansa. Tu nunca te abandonaras...

    Besos

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  3. Todo cambia bajo el fondo de la vida, y el viaje continúa.

    Besotes

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  4. Anónimo12:51 a. m.

    ¿Y quién quiere estar encarrilado?, pasar de una a otra dimensión es recordar emocionándote ¡qué le vamos a hacer si somos así de sentimentales!
    Descansa... lo pasado pasó, respira el aire que te llega en este instante.
    ¡Besos!!

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  5. Te refieres al lugar donde fuiste pequeña?, donde las sillas se quedaron pequeñas, las habitaciones pequeñas y las personas pequeñas?...yo tenía uno así, la casa de mi abuela del pueblo.

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