16 abril 2007

Jonás y Josué


Hace unos días Jonás y Josué salieron a pasear con unos amigos en moto. Los tales amigos lo eran sólo desde hacía dos días, de tal manera que aún no sabían bien de qué pie cojeaban. Llegaron a un pueblo y la moto se les estropeó. Una pieza fallaba. Y no se les ocurrió otra cosa que robar esa misma pieza de otra moto que andaba por allí aparcada. Jonás y Josué se sorprendieron bastante con la cuestión y no sabían a qué atenerse, hasta que al final decidieron volverse sin más a casa andandito, aunque la casa estaba a unos 15 km. No querían seguir allí. Resultó sin emgargo que no tenían muchas fuerzas y pensaron que sería mejor coger un taxi que les acercara. Y así lo hicieron. Y antes de que les diera tiempo de cerrar la puerta se acercaron de pronto dos chicos y les pidieron que les dejaran compartir el taxi, por favor, que se habían quedado tirados en el pueblo..
Ni que decir tiene que Jonás y Josué no tuvieron ningún inconveniente y les hicieron sitio en el coche. De camino a casa iniciaron los saludos de rigor y se pusieron a conversar tranquilamente:
- Y cómo es que os habéis quedao tiraos?
- Nada-dijo uno de ellos- que algún cabrón nos ha robao una pieza de la moto y ahora no funciona, maldita sea su estampa!
... Josué y Jonás comprendieron en el acto que tenían junto a ellos a las víctimas de la gamberrada de sus amigos. Pero lejos de avisarles y sentir remordimientos la cosa les pareció divertida y a duras penas podían aguantar la risa.
- Hay que ver, qué cabrones, tenéis razón...

Los dos individuos se bajaron antes que ellos, y entonces Jonás y Josué le contaron la historia al taxista.
Que incomprensiblemente se tronchaba de risa mientras les escuchaba...

Moraleja
No soy yo de las que prodigan moralejas a diestro y siniestro.
En fin...

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